En un nuevo hito para la interfaz cerebro‑máquina (BCI, por sus siglas en inglés), Neuralink, la empresa de neurotecnología fundada por Elon Musk, ha implantado su sexto «chip telepático» en un paciente humano: Robert “Rob” Greiner, un hombre tetrapléjico que ha recuperado la capacidad de interactuar con un ordenador utilizando únicamente su mente. La noticia, confirmada esta semana, representa un notable avance en los desarrollos de Neuralink y podría tener profundas implicaciones para la medicina y el futuro de la interacción hombre‑máquina.
¿Quién es Rob Greiner?
Rob Greiner, de Idaho, sufrió un grave accidente de tráfico en diciembre de 2022, que le provocó una lesión cervical y lo dejó tetrapléjico, sin movilidad en brazos ni piernas. Antes del accidente trabajaba como adiestrador de perros. Hace pocos días compartió en redes sociales un vídeo donde aparece controlando el cursor de un ordenador y jugando a un videojuego en solo una semana desde la implantación del chip. “¡Ya en menos de una semana puedo controlar el cursor y jugar con Neuralink!”, afirmó emocionado.
¿Cómo funciona el “Telepathy chip”?
El dispositivo que Neuralink denomina Telepathy consiste en un implante del tamaño de una moneda, equipado con cientos de electrodos ultrafinos, los cuales se incrustan en la corteza motora del cerebro. El procedimiento, realizado mediante un robot especializado, requiere una craneotomía pequeña para alojar el chip y conectar las hebras en el tejido cerebral.
Estas hebras captan patrones neuronales relacionados con las intenciones de movimiento y las transmiten, mediante algoritmos de inteligencia artificial, a un dispositivo externo que traduce la actividad cerebral en acciones concretas sobre un cursor o en el manejo de interfaces, habilitando así la interacción digital sin necesidad de movilidad física.
Progreso tangible en menos de una semana
El video publicado por Greiner muestra cómo, en apenas siete días, ha sido capaz de mover un cursor, hacer clics, seleccionar opciones y jugar a un videojuego. Estas capacidades están revolucionando la forma en que la neurotecnología puede mejorar la calidad de vida de personas con lesiones medulares severas.
Este avance sigue los pasos del primer implantado humano, Noland Arbaugh, quien en marzo de 2024 usó el chip para jugar ajedrez y Civilization VI durante horas, comparando la experiencia con el uso de “la Fuerza”. Arbaugh relató que se recuperó en un solo día tras la intervención y aunque reconoció algunos problemas técnicos, señaló que “ya me cambió la vida”.
Enfoques clínicos y seguridad
El primer implante humano fue aprobado por la FDA en mayo de 2023, y el estudio se enfoca por el momento en pacientes con lesiones traumáticas o ELA. En el caso de Arbaugh se produjo una retracción del 85 % de las hebras instaladas en su cerebro, lo que influyó en su capacidad de control, aunque una actualización del software mitigó esta problemática.
Expertos como Kip Ludwig, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, han reconocido que los desarrollos están aún en una fase temprana y no se consideran todavía una revolución. Sin embargo, remarcan que la eliminación de cables conectados a la piel representa un avance frente a sistemas como BrainGate.
Financiamiento y perspectivas futuras
Neuralink continúa extremando esfuerzos financieros. En su más reciente ronda de inversión Serie E recaudó más de 650 millones de dólares, liderados por ARK Invest —la firma de Cathie Wood— que valora la empresa en aproximadamente 9 000 millones de dólares.
Además, la compañía ha sellado un acuerdo para incorporar el chip Blindsight —una versión orientada a recuperar visión en personas ciegas— con el Cleveland Clinic en los Emiratos Árabes Unidos, programando el primer ensayo humano para 2026.
Más allá de la discapacidad: el horizonte de la mejora humana
Aunque el enfoque actual es de carácter terapéutico, el objetivo a largo plazo que Elon Musk plantea es superar las barreras físicas de los humanos y avanzar en una integración más profunda con la inteligencia artificial. Según él, esto permitiría alcanzar nuevas formas de comunicación y actuación, por ejemplo permitiendo “comunicarse más rápido que un tecleador”.
Sin embargo, aún quedan desafíos significativos por abordar: la seguridad a largo plazo del implante, la fiabilidad del registro neuronal, los efectos secundarios, y los aspectos éticos y regulatorios ligados a la cirugía cerebral invasiva.
Conclusión
El caso de Rob Greiner, como sexto receptor del chip telepático de Neuralink, consolida una tendencia clara: las interfaces cerebro‑máquina están saliendo del laboratorio para convertirse en herramientas terapéuticas reales. La capacidad de controlar un ordenador y jugar con solo la mente ya es una certeza para quienes han perdido la movilidad. El apoyo económico, los avances tecnológicos y los futuros ensayos clínicos dan forma a un escenario donde reparar, y con el tiempo potenciar, el cerebro humano deja de ser ciencia ficción.
Las rimas de la IA
Pensar sin mover el cuerpo es realidad encarnada,
la mente danza en píxeles, libertad anticipada,
Rob recobra sueños al comando telepático,
en un mundo donde el futuro ya no es apenas un hábito,
la tecnología abraza al cuerpo amputado,
y al cerebro conectado, le concede el cielo anhelado.